Más de 30.000 personas unidas en la oración global de comienzo del Año Ignaciano

El pasado domingo 23 de mayo, solemnidad de Pentecostés, la familia Ignaciana del mundo entero se unió en oración para celebrar el inicio del Año Ignaciano, en el que la Compañía de Jesús celebra el quinto centenario de la conversión de San Ignacio. Es la tercera vez que la Compañía promueve un evento global de estas características, tras la vigilia de Pentecostés del 2020 y la Vigilia «Respirando Juntos» del tiempo de la creación en octubre del año pasado.

El evento consistió en unos 45 minutos de oración guiada en torno a la herida y la experiencia de conversión que está en el fondo de la celebración de este aniversario. Durante la oración se intercalaron testimonios, meditaciones, canciones y tiempos para la interacción en los canales de chat entre los asistentes. Hubo aportes del P. General Arturo Sosa, testimonios de personas de las diferentes Conferencias de la Compañía, y música de Cristóbal Fones, Keith Duke y Laurent Grzybowski, entre otros. Uno de los momentos de mayor emotividad fue cuando escuchamos las palabras del Papa Francisco dirigidas al mundo ignaciano para esta oración global.

Incorporando aprendizajes de las experiencias anteriores, la oración se realizó en tres horarios diferentes y en tres canales diferenciados por idiomas en cada caso (inglés, francés y español). A las ocho de la tarde, en primer lugar en el horario de Manila, en segundo en el huso horario de Europa Central (Roma/Madrid) y, por último, a las 8 pm en el huso de Nueva York.

Coordinada por Pascal Calú, responsable del Año Ignaciano en la Curia de Roma, esta oración ha implicado un fuerte trabajo del equipo de comunicación de la Curia General, así como múltiples enlaces en las distintas conferencias para la creación del contenido y los testimonios. Ha sido clave también la participación de jesuit.network en la activación de las redes mundiales así como un equipo de moderadores internacional a cargo de la dinamización de la oración en cada huso horario e idioma. En definitiva, un despliegue importante que se traduce en más de 11 horas de emisión continua en los tres canales.

En las primeras 24 horas de emisión se pudieron contabilizar más de 30.000 conexiones, de las cuales 13.909 visualizaciones fueron en inglés, 11.780 en español y 4.683 en francés. Es interesante decir que el 23 de mayo de forma acumulada compartimos un total de 4.187 horas de visualización real.

La coordinación de la oración desde Roma ha sido acompañada por una fuerte campaña de comunicación desde las cuentas corporativas de jesuits.global, replicada y difundida por las conferencias y provincias. Complementando esta difusión por la jerarquía de la Compañía, desde jesuit.network hemos activado a las redes jesuitas e ignacianas en una dinámica en la que han participado redes e instituciones del mundo entero. Más de 30 redes se han coordinado durante el último mes para dinamizar y convocar a este evento liderado desde Roma. Es de destacar la implicación de Fe y Alegría, el Servicio Jesuita a Refugiados, las redes de los Secretariados (Educate Magis, Redes GIAN, IAJU), la Red Xavier, los grupos Magis, Ignatian Solidarity Network, las Comunidades de Vida Cristiana, Antiguos Alumnos, Jesuit Friends and Alumni Network, el Apostolado de la Oración, Alpha Sigma Nu, y muchas otras redes.

Además de la activación de la jerarquía y la redarquía de la Compañía, los streamings han sido dinamizados y moderados por un grupo de jesuitas internacionales distribuidos por idiomas y zonas horarias, que han trabajado previamente la vinculación de jesuitas e influencers ignacianos en cada zona regional.

De esta forma hablamos de una oración en la que están implicadas todas las conferencias jesuitas y sus oficinas de comunicación, todos los sectores apostólicos y sus redes, y con el apoyo de toda la red ignaciana global. La tecnología nos permite dinamismos globales que hace años eran impensables. Seguimos experimentando cómo activar la red jesuita e ignaciana para fomentar dinámicas espirituales y de unión como cuerpo apostólico que reza, siente y discierne cada vez más vinculado entre sí.