En medio del intrincado tapiz de la vida organizativa, los líderes pastorales y los administradores se encuentran a menudo enredados en el torbellino diario, perdiendo a veces de vista el lienzo más amplio que envuelve a sus instituciones. Aunque muchos modelos empresariales ofrecen una visión parcial de las organizaciones, a menudo se quedan cortos a la hora de captar la esencia de estas entidades polifacéticas. Por otro lado, las perspectivas espirituales, incluidas las doctrinas religiosas, aunque profundamente significativas, a veces pueden parecer distantes de la practicidad. Este artículo presenta un modelo integrado, un esfuerzo de colaboración dirigido por Christina Kheng y Anjet Van Linge, miembros de la Facultad de Discernimiento del Liderazgo, con el objetivo de salvar esta brecha. Ofrece un marco teológico global para una comprensión más profunda de las organizaciones.
Una visión integral de las organizaciones
El modelo teológico propuesto parte de la premisa de la acción amorosa de Dios en la creación, sustento y salvación del mundo. Al igual que el Evangelio de Juan nos recuerda al Verbo hecho carne, las organizaciones se consideran extensiones de la obra vivificadora de Dios. Este esfuerzo comunitario está en el centro de toda la creación, reflejando la unidad última que toda la humanidad está destinada a alcanzar. Este modelo abarca diversas entidades, desde congregaciones religiosas hasta escuelas, instituciones sanitarias, parroquias e incluso empresas seculares. Presenta cinco niveles con 15 elementos clave, cada uno de ellos crucial para comprender el «Por qué», el «Quién», el «Qué», el «Cómo» y el «Dónde» de una organización.
El «por qué» de una organización
Carisma: A menudo considerado el ADN de una organización, el carisma es la manifestación única del Logos divino, que representa la misión y la vocación fundamentales. Es la luz que guía, que ofrece dirección y propósito, permitiendo a la organización prosperar y adaptarse a contextos cambiantes.
El «quién» de una organización
Comunidad: Las organizaciones están formadas por comunidades que comparten una vocación y unos dones comunes dentro del carisma organizativo. El cuidado de la comunidad se extiende a los individuos, fomentando su bienestar, crecimiento y desarrollo. La comunidad, en su conjunto, requiere atención, nutriendo las relaciones, fomentando el trabajo en equipo y abordando la llegada y salida de miembros.
Historia: La singular trayectoria de una organización, moldeada por su pasado, influye en su identidad actual. Los acontecimientos pasados, las crisis y las figuras legendarias aclaran aún más el carisma de la organización, creando una narrativa duradera que influye en su cultura y sus paradigmas.
El «qué» de una organización
La cultura: La cultura organizativa es una amalgama de paradigmas, creencias y actitudes que conforman los comportamientos y las decisiones. Está moldeada por el «Por qué» y el «Quién» de la organización, pero puede evolucionar a través de nuevas experiencias y miembros.
Liderazgo: El liderazgo, tanto formal como informal, desempeña un papel fundamental en la formación de la cultura. Implica dirigir la organización, gobernar y tomar decisiones. El liderazgo debe actuar con humildad, diálogo y servicio, reflejando un enfoque trinitario.
Estrategia: El liderazgo también es responsable de elaborar y aplicar estrategias claras y pertinentes que estén en consonancia con la misión y la finalidad de la organización. Un enfoque de discernimiento comunitario es vital a la hora de determinar la estrategia para garantizar la colaboración y la alineación con la voluntad divina.
El «cómo» de una organización
Programas: Las estrategias se manifiestan a través de programas y ministerios específicos, que son las expresiones tangibles de la misión de la organización.
Estructuras: Para garantizar la eficacia de los programas, es crucial una organización estructural adecuada, que defina funciones, responsabilidades y reglamentos.
Sistemas: Los sistemas organizativos apoyan las operaciones diarias, incluida la colaboración, la toma de decisiones, las finanzas, la gestión de recursos y el tratamiento de la información.
Recursos: Los recursos materiales e inmateriales son necesarios para ejecutar los programas y sostener a la comunidad.
Capacidades: Las competencias del personal son esenciales para el trabajo de la organización, garantizando la continuidad en la expresión del carisma.
El «dónde» de una organización
Contexto: El entorno, incluidos los factores sociales, económicos y culturales, influye en la organización. El discernimiento periódico de los «signos de los tiempos» es crucial para alinearse con el plan divino.
Partes interesadas: Las relaciones de la organización con los grupos relevantes influyen en su vida y misión.
Impacto: La presencia y las acciones de la organización tienen un impacto en el mundo, y su alineación con el carisma y las prioridades estratégicas debe evaluarse periódicamente.
La Presencia Divina
En todos los elementos de la organización subyace la creencia de que Dios habita en todas las cosas y manifiesta la presencia divina a través de cada parte de la realidad. La colaboración con Dios requiere una disposición contemplativa y una orientación hacia el bien mayor.
Conclusión
Este modelo teológico pone de relieve que el liderazgo y la administración no están separados de la labor religiosa, sino que forman parte integrante de ella. Los 15 elementos están interconectados y son interdependientes, contribuyendo a la fecundidad y el florecimiento de la organización. La comprensión de este modelo puede orientar a las organizaciones tanto en tiempos estables como turbulentos, ayudando a los líderes a aprovechar los puntos fuertes y a abordar las áreas susceptibles de mejora.
Aplicaciones prácticas del marco
El marco puede aplicarse para diagnosticar problemas, gestionar el cambio, realizar evaluaciones periódicas y ayudar a los líderes a adoptar una postura más perspicaz. Al comprender qué elementos pertenecen a problemas específicos, las organizaciones pueden identificar las causas subyacentes y resolver los problemas con eficacia. El modelo también ayuda a evaluar la alineación de las nuevas estrategias, a realizar evaluaciones organizativas periódicas y a garantizar un enfoque de liderazgo equilibrado en los distintos elementos de la organización. En última instancia, este modelo teológico ofrece una guía completa para gestionar y alimentar organizaciones centradas en su propósito y misión divinos.
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