El proyecto Promoción de una Cultura Protección para Personas Menores y Vulnerables (PCCP), es el encargado de mapear y evaluar y promover la creación de redes de valores de prevención como una forma de trabajar juntos para crear entornos seguros y fortalecer nuestro trabajo apostólico. El proyecto es una llamada a la Compañía de Jesús global para que revise cómo los niños y los adultos vulnerables son salvaguardados y protegidos y para que determine las acciones necesarias para fortalecer y priorizar la promoción de la prevención, la justicia y la curación.
Estas acciones se benefician enormemente desde un enfoque colaborativo y se mejoran cuando se alinean con las Preferencias Apostólicas Universales de la Compañía de Jesús, 2019-2029, ya que crean una oportunidad para alinearse en la misión común. Como dice la carta del P. General Arturo Sosa: «Las Preferencias dan un horizonte, un punto de referencia para toda la Compañía de Jesús. Capturan nuestra imaginación y despiertan nuestros deseos. Nos unen en nuestra misión». La segunda preferencia, caminar con los excluidos, es particularmente relevante para el proyecto PCCP y nuestro enfoque del trabajo en red como una herramienta para eliminar todas las formas de abuso y explotación.
Las redes crean espacios tanto físicos como virtuales para compartir, escuchar, aprender y apoyarse mutuamente de una manera que es de vital importancia cuando nos referimos al abuso y la crisis consecuente. La naturaleza sensible y compleja del abuso hace que sea difícil para la gente aceptar, hablar de él y responder a él. Las redes pueden aparecer y funcionar de muchas maneras y he sido testigo del poder de compartir experiencias y recursos para iniciar, motivar y priorizar respuestas proactivas y acciones colectivas.
En una reciente visita a la India tuve el privilegio de reunirme con un grupo de asesores de la Conferencia de los Jesuitas de Asia del Sur que colaboran para crear conciencia, educar y crear capacidad en toda la región para salvaguardar, proteger y crear entornos más seguros. Cada miembro de este grupo comparte la visión de promover una cultura de protección consistente, pero cada uno aporta su propia experiencia y tiene una apertura y voluntad de compartir. Colectivamente, ofrecen a la Conferencia una amplia gama de conocimientos especializados y asesoramiento consolidado con el fin de fortalecer las estructuras, las políticas, los procedimientos y la formación en toda la región. Este intercambio de conocimientos, experiencia y recursos demuestra el valor del trabajo en red y de la colaboración. El proverbio en inglés aconseja que dos cabezas son mejores que una para abordar desafíos y proyectos, pero el trabajo en red dice que cuando muchas cabezas y corazones se unen en torno a un proyecto común, el trabajo de nuestras manos es bendecido de maneras sorprendentes.
Creo que si queremos alcanzar los ambiciosos objetivos de crear una cultura de protección consistente y eliminar todas las formas de abuso dentro y fuera de la Iglesia, esto sólo puede hacerse si trabajamos juntos y trabajamos en red para unirnos en la misión.