Después de más de tres años desde el último encuentro presencial, la reunión ampliada de la red de Justicia en la Minería tuvo lugar el pasado mes de septiembre (28-30) en el Centro de Espiritualidad Loyola, España. Fue una reunión especial por varias razones.
En primer lugar, porque unos meses después de nuestra última reunión, en noviembre de 2019, la pandemia de COVID19 nos obligó a ralentizar nuestro plan de trabajo para atender necesidades más urgentes. Aun así, logramos mapear aquellos Centros Sociales, Universidades y ONG internacionales de la Compañía de Jesús que trabajan o han trabajado en proyectos relacionados con la minería, ya sea acompañando a comunidades locales y grupos vulnerables, analizando políticas públicas o desarrollando campañas de sensibilización e incidencia. En 2021 pudimos identificar una veintena de instituciones en todo el mundo y en 2022 pedimos a un grupo representativo de estas instituciones que documentaran los casos de estudio en los que estaban trabajando.
En segundo lugar, porque el encuentro de Loyola reunió a un grupo diverso de personas para presentar doce estudios de caso, compartir ejemplos de «buenas prácticas» y extraer lecciones aprendidas que nos ayuden a mejorar el trabajo en red. Se reunieron 24 personas de nueve países diferentes (RD Congo, Kenia, Italia, Bruselas, Australia, Canadá, México, España, Reino Unido e India), de siete centros sociales jesuitas, tres universidades jesuitas y cuatro ONGs jesuitas.
Tuvimos la oportunidad de escuchar historias de las luchas de los defensores de los derechos humanos y los activistas medioambientales en Honduras; el éxito de una comunidad local en México que ejerce su derecho a decir no a la minería; las realidades de los mineros artesanales de la RD del Congo y Kenia; un movimiento popular que resiste a una empresa minera de carbón en Jharkhand y los impactos de la minería en la provincia de Goa, en la India; el conflicto generado por el fracking en el territorio del Norte de Australia; las regulaciones corporativas sobre las cadenas de suministro de minerales que se están debatiendo en diferentes países y regiones, como Europa y Canadá, y otras estrategias para exigir responsabilidades a las corporaciones mineras, como el «activismo de los accionistas» en el Reino Unido.
Al encuentro asistieron también representantes de otras redes vinculadas a la promoción de la ecología integral, como la Red de Justicia y Ecología de África (JENA) y la Red Eclesial de la Cuenca del Congo (REBAC). Así como redes especializadas en el acompañamiento de las comunidades afectadas por la minería y la incidencia pública, como la red Iglesias y Minería, que presentó su campaña «Desinversión en la Minería», y CIDSE, la red de ONGs católicas por la justicia social, que presentó la Campaña de Acceso a la Justicia y nos puso al día sobre las negociaciones del Tratado Vinculante sobre Empresas y Derechos Humanos.
Quienes formamos parte de la familia ignaciana estamos llamados a conectar con estas realidades heridas en busca de la reconciliación y la justicia siguiendo las Preferencias Apostólicas Universales de la Compañía de Jesús y la doctrina social de la Iglesia. Durante tres días utilizamos la metodología «ver, juzgar y actuar» para escuchar atentamente los testimonios, conectar con las comunidades que sufren los impactos de la minería y encontrar formas de seguir abogando por la justicia en estos difíciles contextos.
Entre los resultados de la reunión, tenemos previsto publicar un número especial de Promotio Iustitiae en 2023 dedicado a la recopilación de los estudios de caso documentados y al desarrollo de un nuevo plan estratégico para la red, que esperamos nos permita aumentar la colaboración entre los miembros de la red.
Fuente: Justice in mining