En una serie de posts, hemos compartido con ustedes algunas reflexiones sobre las redes universitarias jesuitas. En el primer artículo, titulado “Una Visión sobre las Redes Jesuitas Universitarias”, analizamos el contexto en el que estas redes se han desarrollado en las últimas décadas y nos planteamos interrogantes sobre su utilidad y las circunstancias que hacen conveniente su creación. En el segundo post, revisamos los principales desafíos y riesgos asociados con las redes universitarias jesuitas, así como las condiciones esenciales para su funcionamiento. Ahora, en este tercer y último artículo de la serie, sintetizaremos las lecciones aprendidas y las buenas prácticas que emergen de la creación y operación de estas redes.
Podemos identificar los siguientes aspectos como factores determinantes y esenciales para el buen desempeño de las redes universitarias.
Objetivos concretos y resultados
1. Es esencial identificar proyectos comunes realizables que agreguen valor a la misión universitaria de la mayoría de las instituciones jesuitas y enriquezcan profesionalmente a los homólogos. Esto crea confianza y fortalece la colaboración.
2. La red debe centrarse en proyectos concretos en temas y áreas estratégicas para identidad y la misión de apostolado educativo de las universidades jesuitas. Se debe tener claro que las redes no sustituyen las funciones de las universidades y la responsabilidad de las autoridades universitarias de asegurar la renovación de la identidad y misión Ignaciana.
3. Otra lección fundamental es la necesidad de desarrollar un número limitado de proyectos que agreguen valor a la misión de las instituciones participantes. En lugar de dispersarse en múltiples iniciativas, es más eficaz concentrar los recursos en proyectos de alta calidad que puedan ser compartidos por el mayor número posible de instituciones. Esto no solo maximiza el impacto, sino que también fomenta una colaboración efectiva.
Colaboración inclusiva
4. Es poco probable que todas las universidades y centros participen en todos los proyectos. Sin embargo, las redes deben integrar de manera significativa y equitativa a una amplia diversidad de personas e instituciones. Para ello, deben ser lo suficientemente flexibles y ágiles para adaptarse a las diferencias y riqueza que surgen de esta diversidad de universidades y centros de educación superior jesuita.
Recursos, insumos y capacidades
5. Es crucial encontrar un equilibrio entre las visiones y expectativas que las universidades tienen sobre la red y los recursos humanos y económicos asignados a las misma.
6. Los proyectos en red, además de agregar valor a la misión de las universidades, deben tomar en cuenta las necesidades y capacidades de los miembros, así como los recursos de la red. Por tanto, los proyectos comunes deben ser factibles y sostenibles
7. Dado que los recursos suelen ser limitados, la estrategia de desarrollo de redes de forma incremental, centrada en proyectos realizables que demuestren los beneficios de la colaboración, ha demostrado ser altamente efectiva.
Voluntad política y liderazgo
8. El apoyo de los rectores y decanos es fundamental. Como contrapartida, la rendición de cuenta y comunicación periódicas con las autoridades universitarias son claves.
9. La participación en las redes de pares y proyectos es voluntaria, pero una vez aprobada por el rector la universidad tiene que responder por los compromisos asumidos.
10. La toma de decisiones debe combinar las orientaciones estratégicas de arriba hacia abajo con las consideraciones (“top-down”) y disponibilidad de los miembros de abajo hacia arriba (”bottom-up”). Los conflictos de autoridad y poder en las redes se reducen cuando las decisiones se toman de manera participativa y la coordinación de la red y de los proyectos cuentan con el reconocimiento de los participantes
11. Es importante empoderar a los miembros y trabajar en red. De igual manera, es esencial que tanto las universidades como las redes reconozcan y valoren el tiempo que los participantes dedican a los proyectos comunes
12. En una red universitaria, los académicos y administrativos que participan son considerados «primus inter pares». Sin embargo, es esencial contar con personas que ayuden a superar los problemas de acción colectiva inherentes a la creación y el funcionamiento de la red. Esta responsabilidad recae en gran medida en los equipos centrales
13. El estilo de liderazgo en las redes universitarias debe caracterizarse por una escucha activa y por compartir responsabilidades, ya que se trata de un esfuerzo colectivo. Es fundamental identificar y capacitar a personas con las habilidades y competencias necesarias para el trabajo en red, ya que estas son esenciales para liderar, negociar, demostrar resiliencia, mantener la perseverancia y fomentar el trabajo en equipo.
Gestión, articulación y gobernanza
14. La coordinación central de la red es de vital importancia y requiere de un equipo. El tamaño del equipo dependerá del alcance y la complejidad de la red. Además, resulta crucial establecer coordinaciones efectivas en los distintos grupos y proyectos dentro de la red. Se debe dejar claro que la universidad que coordinadora el grupo o proyecto está prestando un servicio y, además, que los productos son colectivos.
15. Aprovechar la inteligencia colectiva presente en una red es parte del propósito, y para lograrlo, resulta conveniente descentralizar el liderazgo y fomentar la toma de decisiones compartida. La combinación de descentralización con una coordinación eficiente (descentralización coordinada) ha demostrado ser una estrategia efectiva en la gestión de redes.
16. Es fundamental establecer una definición clara de la articulación institucional de la red con la estructura de gobierno de la Compañía de Jesús, tanto a nivel regional como global. Esto implica la coordinación de esfuerzos con las conferencias regionales de provinciales y con el Secretario para la Educación Superior, así como con la Asociación Internacional de Universidades Jesuitas (IAJU).
17. Con el propósito de aprovechar sinergias y evitar la duplicación de esfuerzos, es esencial fomentar la comunicación y coordinación entre la red universitaria y otras redes jesuitas a nivel regional e internacional. No es necesario esperar a que la red propia esté completamente consolidada para comenzar a explorar oportunidades de colaboración con otras redes de la Compañía de Jesús.
Seguimiento y acompañamiento
18. La planificación debe adoptar un enfoque pragmático y sencillo, fundamentado en la consecución de acuerdos entre las instituciones miembros que definan objetivos claros, factibles y sostenibles a ser alcanzados por la red.
19. Es esencial que la coordinación central de la red acompañe, asesore y haga un seguimiento continuo a los grupos y proyectos..
20. La metodología de formulación y seguimiento de proyectos, con definición de actividades, resultados y cronogramas, aumenta el éxito de la red.
Lazos de confianza
21. Las redes son los vínculos de colaboración que se establecen entre personas. De allí que es de vital importancia que los miembros de una red se conozcan mutuamente y desarrollen un alto nivel de confianza entre sí. Cada participante debe tener la certeza de que sus colegas poseen las competencias académicas y de gestión necesarias, así como el compromiso requerido para cumplir de manera efectiva, oportuna y con excelencia en los compromisos de los proyectos.
En el contexto académico, esta confianza también está estrechamente relacionada con el prestigio académico tanto de los participantes individuales como de sus respectivas instituciones universitarias. Por lo tanto, alcanzar el nivel de confianza y conocimiento necesario para el trabajo en red es un proceso que demanda tiempo y requiere la creación de espacios donde los participantes puedan interactuar a un nivel humano y establecer conexiones sólidas.
Comunicación efectiva y fluida
22. Sin una comunicación eficaz y fluida, una red efectiva no puede existir. La comunicación debe ser constante entre las instituciones, la coordinación central y los miembros de la red.
23. Asimismo, la labor de difusión de las actividades de la red y la comunicación con otras obras y redes jesuitas, así como con la Iglesia y el mundo universitario no jesuita, son elementos clave para potenciar la presencia y el conocimiento público de la red.
Valorar la diversidad y manejar las asimetrías:
24. Reconocer y gestionar las diferencias y asimetrías entre los miembros es crucial. Como mencionamos en los artículos anteriores, las instituciones de educación superior jesuitas presentan una gran diversidad, tanto en términos de tamaño como de contextos y idiomas, lo que a menudo resulta en asimetrías significativas entre ellas. Para ilustrar este punto, es común observar que las universidades de mayor envergadura tienden a considerar que el trabajo en red, aunque orientado a la misión, puede limitar la capacidad de alcanzar resultados de manera eficaz y eficiente. Estas instituciones a menudo creen que podrían lograr esos resultados de manera más efectiva si lideraran o emprendieran proyectos por sí mismas o en colaboración con instituciones de igual o mayor prestigio académico que ellas.
Por otro lado, las instituciones más pequeñas se enfrentan a la desafiante tarea de gestionar sus actividades con recursos limitados, lo que puede llevarlas a pensar que no cuentan con los recursos necesarios para participar en proyectos en red. En el peor de los casos, pueden temer que su contribución se diluya en iniciativas lideradas por universidades de mayor envergadura.
Afortunadamente, en los últimos años y en varias regiones hemos observado un aumento significativo en el número de universidades de mayor tamaño que están dispuestas a liderar redes y proyectos estratégicos. De manera paralela, también hemos notado un incremento en el número de instituciones más pequeñas en diversas regiones que están dispuestas a asumir el desafío que conlleva la colaboración.
Como lección aprendida, vemos que quizá la tarea más importante y compleja de la gestión de una red es estar conscientes y ser capaces de valorar y manejar las diferencias y asimetrías entre los miembros. La colaboración entre instituciones con diferentes capacidades no sólo es propia de la cultura de la generosidad. Todas las instituciones y personas ganan en el intercambio.
En conclusión, las redes universitarias jesuitas ofrecen una poderosa plataforma para la colaboración entre instituciones diversas en la búsqueda de objetivos comunes. Estas lecciones aprendidas y buenas prácticas proporcionan un marco sólido para el desarrollo y funcionamiento exitoso de estas redes, que desempeñan un papel fundamental en el fortalecimiento de la misión educativa jesuita y su impacto en la sociedad.
A Venezuelan university professor and a person in love with higher education networking. Executive Secretary of AUSJAL from 2005 to 2019, and from September she will start collaborating in the development of the Kircher network of European and Near East Jesuit Higher Education Institutions.
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