Jesuit Networking participa con una conferencia magistral en el encuentro internacional de universidades jesuitas en la Ibero de Ciudad de México.
“Las redes no son meras estructuras de coordinación, sino oportunidades para canalizar una cultura de colaboración y acción colectiva que permite a la Compañía de Jesús descubrir nuevas áreas de misión y ofrecer innovadoras respuestas apostólicas.” Así terminaba el pasado miércoles el P. Dani Villanueva, coordinador del proyecto Jesuit Networking, su ponencia en la Universidad de la Ibero de Ciudad de México, titulada “Redes Proféticas: Tejiendo Estructuras Jesuitas para la Colaboración Global.”
El P. Villanueva comenzó recorriendo los últimos 40 años de historia de los jesuitas demostrando cómo la Compañía de Jesús ha sido testigo de un paulatino impulso de creación de redes internacionales en los diferentes sectores apostólicos, en gran parte ligado al uso y efecto de las tecnologías de la información, pero sobre todo debido a una progresiva conciencia de la globalidad de nuestro cuerpo apostólico y una creciente formulación de la universalidad de la misión compartida. “Estas nuevas estructuras – enfatiza Villanueva– están afectando el modo en que la Compañía de Jesús se entiende a sí misma, su misión y sus estructuras.”
«Me gusta llamarles redes proféticas porque nos recuerdan en qué podríamos convertirnos si permitimos que la Misión sea lo que moldea nuestras estructuras». Villanueva insistió en cómo estas redes están liberando el potencial apostólico de nuestras instituciones actuales, de modo que, a través de la creación de redes, podemos encontrar nuevas configuraciones de nuestras organizaciones para una mayor eficacia apostólica (mayor escala, mayor impacto …) o incluso nuevas áreas de misión interdisciplinaria que eran inalcanzables a través de nuestras instituciones separadas.
Esta es la razón por la cual, el P. Dani insiste, los dos últimos Padres Generales han estado planteando constantemente la cuestión sobre las estructuras, y después de la última Congregación, la colaboración y las redes se han convertido en dos de los elementos fundamentales de nuestra forma actual de proceder. «Una vez que hemos aceptado nuestro llamado a la universalidad y somos conscientes de la internacionalidad y diversidad de nuestro cuerpo apostólico, los criterios ignacianos hacen que el tema de las estructuras (organizacionales) sea una variable clave en el discernimiento de la misión». Específicamente, la búsqueda de el bien más universal o la ausencia de otros actores apuntan directamente al dilema principal: ¿qué es lo que podemos hacer juntos, que tiene un alcance más universal y donde otros no responden? Esta es la razón por la cual el desarrollo organizacional colaborativo y la adaptación de las estructuras de nuestra misión son temas cada vez más críticos en nuestro futuro apostólico.
Éste ha sido el énfasis más grande de toda la charla, “que no quede ninguna duda, los jesuitas desarrollamos redes por el bien de la misión.” Desde la CG35 la Compañía está en un proceso de reconfiguración de estructuras provinciales y conferencias en busca no sólo de favorecer la vida apostólica sino también de una mayor universalidad de cara una mayor osadía y creatividad en nuestra toma de decisiones. La proliferación de redes de estos últimos años ha de comprenderse en este contexto mayor de renovación de estructuras para la misión. “La interconexión y la colaboración son claves para poder comprender el mundo actual y las posibilidades de nuestra respuesta apostólica.”
Una vez justificada la importancia apostólica de las redes y la centralidad misional de la pregunta por las estructuras, el P. Villanueva fue recorriendo las siete claves de este “profetismo” de las redes utilizando ejemplos de los últimos 10 años como las redes globales de incidencia ignaciana, las campañas internacionales de hospitalidad, los proyectos interdisciplinares como Healing Earth o HEST, y las plataformas de colaboración como Educate Magis, Ignited o el proyecto Jesuit Networking.
Así, según el expositor, las claves que diferencian a las redes jesuitas «para que sean verdaderamente proféticas» incluyen (a) la precedencia absoluta de la misión, (b) su construcción basada en la identidad y la misión compartida, (c) el respeto por la diversidad y promoción de la inclusión, (d) apertura a la novedad y creatividad, (e) facilitación de estructuras para la participación y el discernimiento colectivo, (f) la inauguración de un nuevo nivel de agencia en la misión, y (g) la existencia de liderazgo habilitante y un enlace formal con el gobierno jesuita global.
Esta es la razón, argumenta Villanueva, por la que nos la jugamos en la colaboración: “Nuestro futuro apostólico no está en crear nuevas instituciones, sino en una innovadora combinación de las actuales estructuras.” Así, la creciente creación de redes es fruto de nuestro constante discernimiento apostólico y nuestra vocación primera a la universalidad.
Todavía estamos lejos de haber terminado de «entretejer» nuestro renovado cuerpo apostólico con nuevas conexiones y posibilidades. Necesitamos un ecosistema que fomente la colaboración y asociación a una escala mayor y la capacitación de personas con las habilidades, visión y liderazgo necesarios para una misión universal y colaborativa. Se han realizado muchos esfuerzos en las conferencias y las secretarías apostólicas en los últimos años y, poco a poco, ya se pueden ver los frutos. Las universidades, insiste Dani Villanueva, son fundamentales para garantizar la profundidad y la armonía de esta progresiva reconfiguración apostólica. «Este proceso está emergiendo, no está dirigido, es una consecuencia de diálogos continuos y experimentación descentralizada. Es por eso que necesitamos que participes en estos diálogos -terminó hablando con los rectores de las universidades presentes en el congreso- para garantizar que las redes emergentes sean verdaderamente proféticas, y nuestro desarrollo organizacional a nivel internacional responde verdaderamente al de un cuerpo apostólico con una misión compartida».