La solución a este eterno equilibrio es una gobernanza capaz de proporcionar conjuntamente un doble nivel de liderazgo apostólico: la coordinación de instituciones y la dinamización de redes. La coordinación de la misión, cada vez más, debería incluir siempre ambas dimensiones.
Hoy vamos con este otro temazo que siempre sale en nuestras charlas, debates y talleres sobre Networking. ¿Cómo compatibilizar el trabajo en red que deseamos con las jerarquías actuales? ¿No se contradicen? ¿No se cuestionan entre sí? ¿Podemos trabajar en redes sin que parezca que estamos cuestionando la jerarquía tradicional? ¿Es posible una estrategia que potencie y fortaleza ambas dimensiones? La respuesta es que sí, claro que es posible, aunque no es sencillo, ya que esta nueva forma de trabajo nos reta a un cambio en la forma de entender la gobernanza, el liderazgo (y la obediencia), así como la forma de planificar apostólicamente y de dinamizar la misión.
La clave de esta respuesta es entender que nuestro cuerpo apostólico tiene dos dimensiones, la jerárquica y la redárquica, que no son dos realidades distintas, sino dos maneras de entender, conectar y dinamizar el mismo grupo de instituciones, dos ángulos de análisis, dos vistas de la misma realidad. Siguiendo a autores expertos en management, me gusta decir que nuestro cuerpo apostólico es dual, que además de nuestra tradicional jerarquía, gracias a Dios, existe toda una dimensión dinámica y transversal que ha ido construyéndose durante años que vincula y moviliza a distintos actores en proyectos y colaboraciones focalizadas en la misión. Esto es lo que llamamos redarquía, cuya comprensión es fundamental para entender cualquier cuerpo apostólico complejo e internacional hoy en día.
Ya en nuestra última Congregación General concluíamos que “en las redes de los jesuitas, encontramos la intersección entre la creatividad y la iniciativa que se dan en el trabajo en red y la autoridad que da la misión«, y que “las redes comprometen las dimensiones ‘horizontal’ y ‘vertical’ de nuestros ministerios y gobernanza.” Es por ello que desde hace años los delegados y secretarios de los sectores apostólicos han entendido que su mandato de dinamización de la misión se traduce en la coordinación de las instituciones de las que son responsables e incluye también la animación de las redes bajo su mandato.
De ahí que el delegado o secretario encargado de coordinar la misión apostólica en su nivel de gobierno deba coordinar no sólo la jerarquía tradicional (a través de los responsables de las obras) sino también las redes bajo su ámbito (una nueva “redarquía» a través de los líderes de las redes). La coordinación de la misión, cada vez más, debería incluir siempre ambas dimensiones.
Para que esta solución funcione, hemos de asegurar que todas las redes están conectadas con la jerarquía de la Compañía al nivel apropiado, que depende del alcance y ámbito de la red. Es por ello que una de las condiciones básicas para ser red jesuita es tener una conexión formal con la gobernanza de la Compañía. A través de esta conexión los jesuitas aseguramos la alineación con la misión y la coordinación con el resto del cuerpo apostólico.
En conclusión, si aceptamos que hay dos dimensiones del cuerpo apostólico jesuita: la de red y la jerárquica, nuestras estrategias de despliegue de la misión universal deben de tenerlo en cuenta. La dimensión jerárquica, a lo largo de muchos años, ha proporcionado estabilidad, previsibilidad, eficiencia y escala para la misión, mientras que la creciente dimensión en red tiene el potencial de añadir más creatividad e innovación, adaptabilidad y capacidad de aprendizaje.
Mientras que la jerarquía garantiza y se centra naturalmente en la sincronización y la coordinación de todo el cuerpo, la red fomenta y se centra en una participación más amplia, la innovación y la flexibilidad. Los delegados y los líderes de la Red abrazan esta nueva mezcla en la que discernimos cómo implementar la misión universal en colaboración. Los líderes de la red son aliados de los delegados para promover dinámicas transversales y proyectos supra provinciales. Los delegados son aliados de los líderes de la red para asegurar la alineación de la misión, los recursos y el mandato apostólico.
Nuestras estructuras de gobierno van poco a poco siendo capaces de proporcionar este doble nivel de coordinación apostólica. De esta forma, el trabajo en red, más que una herramienta de gestión, es una oportunidad para formular y dinamizar las nuevas posibilidades misionales fruto de ser un cuerpo en colaboración.
Jesuit in love with technology and networks as tools for change. Executive Vicepresidente at Entreculturas - Fe y Alegria Spain and Alboan. Coordinator of the Jesuit Network Project.
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