“¿Cuál es la diferencia entre nuestros centros sociales y las ONG? ¿Qué es jesuita de nuestros centros?” Estas son preguntas que a menudo nos hacemos y que rara vez tomamos en serio. Muchos centros sociales fueron iniciados por jesuitas individuales, cuya presencia se toma como un marcador de la identidad de sus instituciones. ¿Es esto suficiente?
El taller del apostolado social de la Conferencia Jesuita de Asia Pacífico (JCAP), “Cultivando la identidad jesuita de los ministerios sociales”, buscó responder a estas preguntas y abordar las debilidades organizacionales que a menudo se encuentran en los centros sociales jesuitas. La mayoría de los 32 jesuitas y colaboradores laicos que se reunieron en Seven Fountains, Chiang Mai del 13 al 17 de agosto fueron nuevos directores y personal de los centros sociales jesuitas en la región.
El taller consistió en cuatro partes. El primero implicó mapear los contextos donde operan las instituciones jesuitas. El Presidente de la JCAP, P. Tony Moreno, SJ, habló de las nuevas direcciones que la JCAP probablemente tomará a la luz del mensaje de reconciliación de la Congregación General 36 y las próximas Preferencias Apostólicas Universales de la Compañía. El P. Xavier Jeyaraj, SJ, Secretario del Secretariado de Justicia Social y Ecología en Roma, describió las preocupaciones de justicia social que la Compañía ha tenido a lo largo de los años y los nuevos desafíos en el futuro. Hoy, en particular, enfrentamos serios desafíos a causa de las crisis de la democracia, la grave degradación ecológica y el aumento de la migración. Para Asia Pacífico, el P. Benny Juliawan, SJ, Secretario de la JCAP para el Apostolado Social, describió cuatro situaciones: la creciente desigualdad socio-económica, la industrialización con todas sus consecuencias, el fin del empleo estable y las nuevas formas de explotación, y el populismo político.
La segunda parte consideró cómo responder la pregunta de identidad. Julie Edwards, CEO de Jesuit Social Services Australia (JSS Australia), invitó a los participantes a identificar el patrimonio ignaciano y las tradiciones y prácticas jesuitas que se pueden aplicar en una organización. Ella usó la imagen de un árbol para mostrar cómo la herencia ignaciana actúa como raíces que plantan el árbol y lo nutren. El tronco representa el espíritu humano, el marco de práctica y los procesos comerciales en las actividades de la organización. Las hojas son las personas a las que sirve la organización, los frutos del trabajo duro y, al mismo tiempo, la fuente de esperanza y alegría que retroalimenta a la organización. Garry Roach, Gerente General de Desarrollo de Prácticas, JSS Australia, explicó cómo estos principios se pueden poner en práctica. Animó a los participantes a prestar atención al desarrollo de una narración o historia unificadora, contar la historia en un formato accesible, reforzar la narración en palabras y hechos de múltiples maneras, evaluar el progreso frente a la narrativa y apoyar al personal desde el principio hasta el final de su empleo.
La tercera parte abordó dos situaciones específicas que los centros sociales jesuitas a menudo enfrentan: trabajar en entornos restrictivos y combinar la investigación social y acciones. Casi por naturaleza, el apostolado social de los jesuitas busca problemas como trabajar en contextos políticamente sensibles y desafiar las tradiciones establecidas. En base a su experiencia en China, el P. Fernando Azpiroz, SJ, delineó un marco de diálogo al enfrentarse con restricciones externas. La espiritualidad ignaciana y las tradiciones jesuitas ofrecen muchas ideas al respecto. El P. Pedro Walpole, SJ, luego explicó cómo realizar investigaciones para llevar a cabo la transformación social junto con las comunidades, y ofreció estrategias para cerrar la brecha entre la investigación académica y las necesidades de las personas en terreno.
En la cuarta parte, todos estos elementos se unieron en un ejercicio de planificación apostólica, algo que el Padre General Arturo Sosa, SJ, promueve activamente en nuestros ministerios. Con demasiada frecuencia, los centros sociales jesuitas están atrapados en el carisma del fundador o en sus práctica. “Incluso cuando planificamos, solo un puñado de personas suele participar y olvidamos a nuestro personal que implementará el programa”, dijo Christina Kheng, experta en administración de iglesias que enseña en el Instituto Pastoral de Asia Oriental. Otro tema importante en la planificación apostólica es cómo conectar y reconectar la misión fundamental de la organización con la esencia de las acciones y actividades. “Recuerden, nuestro trabajo es fundamentalmente una misión de la iglesia. No es solo trabajo o negocio,” dijo.
El taller de cinco días usó un método interactivo que requería que los participantes leyeran material de lectura por adelantado, y luego aprendieran y reflexionasen sobre casos de estudio individualmente y en grupos. El método resultó fructífero.
“Me siento confirmado de que la espiritualidad ignaciana da una base sólida a nuestros ministerios sociales,” dijo el jesuita indonesio el P. Kristiono que acaba de terminar la terciaria y ha sido nombrado director de una oficina de desarrollo comunitario en la Arquidiócesis de Yakarta.
Peter Au, parte del personal de Casa Ricci, y quien solía ser el segundo al mando en el departamento de trabajo social del gobierno de Macao, dijo: “Esto es muy diferente de la forma en que el gobierno trabaja especialmente la conciencia constante de la misión que informa nuestro trabajo diario.”
Algunos participantes planean revisar los documentos estratégicos de sus organizaciones a la luz de lo que aprendieron en el taller.
“Esperamos que este taller ayude abordar una brecha importante en nuestras instituciones, que son en su mayoría pequeñas y dependen de colaboradores laicos,” dijo el P. Benny Juliawan.
[Este artículo fue publicado originalmente en inglés por la JCAP]