Cuando Ignacio de Loyola y sus primeros compañeros decidieron fundar la Compañía de Jesús, tenían en mente la idea de compartir con muchos su experiencia espiritual y la transformación que la acompañaba. Se trataba de un grupo de hombres profundamente enamorados del Evangelio y con el deseo de compartir este amor con los demás; este deseo era tan fuerte que se ofrecieron al Papa para ser enviados a cualquier lugar que considerara necesario para el servicio de la misión de la Iglesia. Poco después, los jesuitas fueron enviados a todos los rincones del mundo. Francisco Javier, uno de los primeros compañeros, fue enviado a la India y al lejano Oriente. Otros fueron enviados a América, África y a toda Europa. La conocida expresión de San Ignacio Ite inflammate omnia (ve, incendia el mundo)[1], expresa bien la pasión que movía a los primeros compañeros y que era tan contagiosa y edificante. La apertura de escuelas fue acogida por estos jesuitas porque vieron el gran potencial de las escuelas para compartir, con las nuevas generaciones, su experiencia transformadora. Así, se fundaron escuelas en todo el mundo y se estableció un sistema escolar en la Ratio Studiorum. Las escuelas tienen el mismo plan de estudios, los mismos oficios y la misma pedagogía, aunque se fomentó el discernimiento para adaptarse a las circunstancias locales.
Hoy, la Compañía sigue trabajando en los colegios de todo el mundo por la misma razón: compartir con la nueva generación la invitación a profundizar y considerar una espiritualidad ignaciana que pueda transformar nuestras vidas y el mundo, mientras los colegios preparan a los estudiantes para que sean personas para y con los demás.
¿Cómo pueden nuestras escuelas responder mejor a este desafío hoy en día?
Una dimensión importante de la respuesta es el ite inflammate omnia a través de las redes. Nuestro contexto actual y los desarrollos tecnológicos exigen este trabajo en red. El P. General Nicolás expuso claramente el reto:
«¿No podemos ir más allá de las laxas relaciones familiares que ahora tenemos como instituciones, y reimaginarnos y reorganizarnos para que, en este mundo globalizado, podamos realizar más eficazmente la universalidad que siempre ha formado parte de la visión ignaciana de la Compañía?» (P. Adolfo Nicolás, México, 7). Nuestro mundo globalizado requiere que aprendamos a trabajar juntos de una manera nueva e imaginativa. Por eso, la Congregación General 35 anima «al gobierno de la Compañía en todos los niveles a explorar los medios por los que se podría establecer una red más eficaz entre todas las obras apostólicas asociadas a la Compañía de Jesús». (GC 35, D. 6, #29)
El trabajo en red es una forma eficaz de implementar la colaboración entre nuestras escuelas y todos los educadores. La Congregación General más reciente lo expresó muy bien:
«Es importante apoyar y fomentar la creciente colaboración entre los jesuitas y los apostolados jesuitas a través de las redes. Las redes internacionales e intersectoriales son una oportunidad para fortalecer nuestra identidad, ya que compartimos nuestras capacidades y compromisos locales para servir juntos a una misión universal.» (GC 36, D.1 #35)
Las redes exigen una nueva cultura de colaboración basada en relaciones más horizontales que aporten nueva energía, creatividad y colaboración a las iniciativas y procesos de inspiración más jerárquica. Las redes complementan otros niveles de agencia y, en este sentido, crean condiciones para la innovación y la exploración de problemas comunes. Se requiere una nueva comprensión del liderazgo y de la responsabilidad común en la que la autoridad y todos los actores comprendan su obligación común, para construir juntos nuevas visiones, nuevos modelos que puedan abordar más eficazmente los desafíos emergentes de hoy. En nuestro contexto actual, requiere ir más allá de la zona de confort local y comprometer a otras escuelas, instituciones y actores sociales para imaginar y crear nuevas formas de colaboración en respuesta a la misión de reconciliación y justicia con Dios, dentro de la Humanidad y con la Creación a la que nuestras escuelas quieren servir. Esta reimaginación es un cambio cultural porque requiere que todos en la escuela entiendan que unirse a una escuela jesuita significa unirse a algo más grande que su propia escuela.
Hoy en día, el trabajo en red es una de las formas más propicias para crear condiciones de colaboración en la misión que «expresa nuestra verdadera identidad como miembros de la Iglesia, la complementariedad de nuestras diversas llamadas a la santidad, nuestra responsabilidad mutua por la misión de Cristo, nuestro deseo de unirnos a las personas de buena voluntad en el servicio de la familia humana, y la llegada del Reino de Dios» (CG35, D. 6 #30).
Hoy el trabajo en red es posible gracias a las «nuevas tecnologías de la comunicación [que] abren formas de organización que facilitan la colaboración. Permiten movilizar recursos humanos y materiales en apoyo de la misión, y superar las fronteras nacionales y los límites de las Provincias y Regiones». (GC36, D. 2 #8)
Tres importantes desarrollos contemporáneos pretenden facilitar la colaboración en la misión en nuestras escuelas:
1. Red local y regional de escuelas: la mayoría de nuestras escuelas están ahora organizadas en redes locales/nacionales y regionales que han aportado una inmensa creatividad. Nuestras escuelas son ciertamente mejores gracias a ellas. Sería difícil pensar en nuestra escuela de Puerto Montt (Chile) sin la REI (Red Educativa Ignaciana) de Chile o la FLACSI (Federación Latinoamericana de Colegios Jesuitas), o una escuela en los Estados Unidos sin la JSN (Jesuit Schools Networks of North America), o una escuela en la India sin la JEASA (Jesuit Educational Association of South Asia), o una de las miles de escuelas de Fe y Alegría en América Latina, África o Asia sin las redes nacionales e internacionales de estas escuelas. Estas redes han permitido responder a los crecientes desafíos de ofrecer una educación de calidad, en la Tradición Jesuita, de forma creativa y profesional para las nuevas generaciones en nuestros contextos de rápida evolución.
2. Educate Magis, lanzada en 2015, como la vibrante comunidad online de educadores que permite la colaboración en todos los niveles de nuestras escuelas, especialmente a nivel global. Educate Magis nos ha ayudado a crear un sentido de cuerpo universal con una misión universal a través de importantes recursos y oportunidades de colaboración. En primer lugar, ha creado un mapa de la Red Global de Escuelas Jesuitas en el que podemos vernos como parte de una red más amplia. También ha ayudado a nuestras escuelas a crear oportunidades de colaboración en algunas de las áreas estratégicas de nuestra educación actual: misión e identidad, formación en la fe, ciudadanía global y encuentros globales. Educate Magis ofrece recursos, cursos, documentos, conversaciones, materiales y proyectos comunes en estas y otras áreas. Educate Magis es un buen ejemplo de cómo es la colaboración a nivel global y las posibilidades apostólicas que crea con ella: nuevas amistades, nuevos proyectos, nuevas respuestas y nuevas energías.
3. La Red Global de Escuelas Jesuitas (JGNS) establecida en 2021 es también un paso importante en la dirección de comprometer la asombrosa energía que nos aporta el colaborar juntos en redes. La JGNS expresa nuestra identidad colectiva global como escuelas jesuitas/ignacianas, y reconoce que aporta nuevas formas de colaboración que enriquecen la misión y nuestra educación. El P. General Sosa lo explicó en la misa inaugural:
La red quiere ser una expresión del compromiso de los colegios de trabajar como un cuerpo universal con una misión universal y así desarrollar todo su potencial apostólico. Se trata de un nuevo paso en un proceso que comenzó cuando San Ignacio y los primeros jesuitas descubrieron que los colegios ofrecían una plataforma apostólica especial e incluso única desde la que compartir su experiencia espiritual… Hoy, los colegios quieren dar un paso más en este proceso de trabajo en red para poder responder a los retos que exigen una respuesta global. Desde mediados del siglo XX, nuestras escuelas han desarrollado progresivamente un trabajo en red local y regional que ha aportado un inmenso beneficio a nuestra educación… La red que hoy fundamos se inspira en este deseo de caminar juntos y cooperar para responder mejor a los desafíos de nuestro tiempo.»
Ite Inflammate Omnia!
[1] Ha habido cierta controversia sobre si San Ignacio utilizó alguna vez esa expresión. Sin embargo, Georg Schuhammer SJ, un respetado historiador, escribe que Oliverio Manare SJ, un jesuita que conoció personalmente a San Ignacio, da testimonio de que éste utilizó una expresión similar: «Itote, omnia accendite et inflammate» (Arde y prende fuego a todas las cosas). Ver, SCHUHAMMER, G. Francisco Javier, su vida y su tiempo, Tomo I, Europa 1506-1541, Gobierno de Navarra, 1992. Agradezco al P. Robert Danieluk SJ, de los Archivos Históricos de Roma, que me haya indicado este dato.
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