No es la primera vez que Jesuit Networking reúne a las principales redes internacionales de la Compañía de Jesús. Lo hicimos en 2012, en Boston College, después de la inspiración recibida luego de la Congregación General 35, y lo hicimos nuevamente la semana pasada, cinco años después, para actualizar nuestras reflexiones sobre redes después de la última congregación en la que se identificó el trabajo en red como una de las claves a nuestra nueva forma de proceder.
Ocurrió en la Escuela de Negocios de la Universidad de Georgetown. Éramos 35 personas del mundo académico, puestos de gobernanza de la Compañía de Jesús y líderes de las principales redes internacionales jesuitas reunidos en dos días intensos de trabajo en torno a la cultura, estrategia y gobernanza en redes. Aunque aún estamos trabajando en el documento final, no nos resistimos a adelantar algunas de las reflexiones de fondo:
- Curiosamente la primera convicción es que es la misión, y no las estructuras, la que polariza nuestro debate. Las redes son una respuesta estructural a una misión renovada que necesita estructuras, procesos y estrategias para ser desplegada. Existe una tensión creativa entre el nivel provincial y las redes que atraviesan nuestra estructura habitual abriéndonos a nuevos dinamismos apostólicos guiados más por las causas y los retos que las estructuras geográficas o funcionales.
- Nuestros debates manifiestan que necesitamos cada vez más trabajar una narrativa global acerca de la misión común para fomentar la colaboración y las redes, aunque también es cada vez más claro que no existe un único modelo de trabajo en red, pues la estructura y la estrategia de red depende de la causa, los objetivos, los recursos, los actores, los contextos y las culturas locales implicadas.
- En este sentido, el trabajo en red es respuesta a un cuerpo apostólico cada vez más diverso y complejo donde en nuestra búsqueda de una misión cada vez más universal hemos de estar atentos a las diferencias culturales y la importancia de la adaptación local. Las redes son estructuras que reconocen y aceptan la diversidad a la vez que fomentan la inclusión y el sentido de pertenencia y de identidad compartida.
- A su vez, queda claramente de manifiesto que las redes nos ayudan a estar más abiertos a lo nuevo, lo distinto y lo desconocido. El propio dinamismo de red la hace lugar de entrada de innovación y creatividad que permite balancear nuestra tradición y sentido corporativo con un necesario espíritu emprendedor. Nos permite sumar comunidades y grupos de instituciones en busca de nuevas formas apostólicas que están retando y cambiando nuestra Compañía.
- El trabajo en red requiere escucha y deliberación conjunta. Las redes se perciben cada vez más como estructura facilitadora de discernimiento en común que permite estar atentos, escuchar, y a la vez aprender, permear y transparentar dinámicas de participación y la vinculación más directa de las instituciones y personas a la misión compartida.
- Por ello las redes pueden tener una interesante dimensión profética en nuestros días, puesto que nos permiten dinamizar lo que existe hacia lo que puede llegar a ser nuestro cuerpo apostólico si dejamos que la dinámica misional nos reconfigure. Las redes nos están cambiando, nos retan, nos cuestionan y sugieren nuevas posibilidades que no están al alcance de nuestras estructuras actuales. Las redes elevan la variable de las posibilidades del trabajo en común como importante criterio a considerar en nuestro actual discernimiento de las prioridades apostólicas universales.
- Por último, el gran reto es cómo acompañar y alinear este progresivo despertar del trabajo en red internacional. Existen muchos puntos de conexión con el gobierno de la Compañía a nivel global que aún requieren ser clarificados, pero se empieza a comprender la necesidad de una vinculación formal a través de la cual la misión es asignada y de un nuevo tipo de liderazgo entendido más desde la persuasión y la animación y promoción de las redes. Es claro que la dinámica de red requiere de inteligencia específica y liderazgo estar al servicio de la Misión, sobre todo si queremos hacer de ello un proceso estratégico que sume a los actuales dinamismos de discernimiento y reestructuración que tenemos en marcha como Compañía.
En estos momentos hemos identificado hasta 52 redes vinculadas a la misión de la Compañía y durante la conferencia hemos abordado distintos intentos de visualizar y clasificar este nuevo nivel de estructuras apostólicas que no siempre encaja o se comprende en combinación con nuestra estructura jerárquica habitual. En las próximas semanas iremos publicando los resultados de la conferencia así como los distintos productos que se prepararon para la misma, que sin duda nos ayudarán a alimentar una reflexión abierta y necesariamente más amplia que la que ha tenido lugar en Washington la semana pasada.
El propio proceso de preparación, diálogo y construcción conjunta ha sido una preciosa experiencia de trabajo en red. El grupo de asistentes, cuya mayoría lleva años conectado en torno a la iniciativa de Jesuit Networking, se está convirtiendo en una red de redes que estudia y dinamiza la reflexión sobre el trabajo en red jesuita, convencidos que las redes son una herramienta importantísima para llevar adelante nuestra misión en un contexto complejo e incierto, y que puede ser una de las claves para trabajar juntos en un cuerpo diverso y plural que busca discernir y ser instrumento de una misma llamada.